Pedro Palomino

 

 

 

CAPITULO 5º   Siglo XVIII

 

Con la llegada de 1700, la entrada de la nueva dinastía borbónica propició importantes cambios en la estructura del Estado, teniendo unas repercusiones políticas enormes, tanta en el interior como internacional.
Los reyes españoles habían tomado esposas francesas y alemanas, lo que generó dos opciones. En la corte española, con la falta de sucesión de Carlos II, surgieron dos tendencias, la francesa y la austriaca, alimentadas ambas tanto por intereses personales como patrióticos.

carlosII


De los dos candidatos el que más garantía ofrecía para mantener la unidad del Imperio, era Francia, por ser la potencia más fuerte y la más próxima, a parte de que Carlos II en su testamento, nombra a Felipe V, duque de Anjou y nieto de Luis XIV, como su heredero.
Los españoles acogieron la noticia con indiferencia, pues no suscitaba entusiasmo y lo único que esperaban del cambio, es que este trajese la esperada paz.
Con el objetivo de hacer un Estado más eficaz, se adoptaron medidas centralizadoras, se abolieron los fueros de los reinos de la Corona de Aragón, manteniéndose los de las provincias vascas y Navarra, por haber apoyado a Felipe V durante la Guerra de Sucesión.

felipe V


A Felipe V (1700 – 1746), su abuelo Luis XVI, le dio unas instrucciones en las que le aconsejaba robustecer el poder real, limitar la excesiva influencia de los grandes, renovar las instituciones y respetar las costumbres y tradiciones. Mantuvo la Inquisición, continuó con la venta de títulos nobiliarios y actuó siempre a favor de alguna institución religiosa que estuviese en apuros.
La Cámara de Castilla, seguía dispensando favores comprados, así por 400.000 reales, se vendía una hidalguía o por 200 ducados, una licencia para fundar un mayorazgo. En España todo hubiese seguido igual, sino hubiese tenido una larga Guerra de Sucesión, que fue también una guerra civil.
En 1701, contrajo matrimonio con Maria Luisa Gabriela de Saboya.
Felipe V, estableció un nuevo modelo de administración territorial basado en lo siguiente:
Dividió al territorio en provincias.


Sustituyó a los Virreyes, por Capitanes Generales, que fueron los Gobernadores políticos de la provincia.
Las Reales Academias, se mantuvieron para las cuestiones judiciales.
Se crearon los Intendentes, que fueron los funcionarios encargados las cuestiones económicas.
En los Ayuntamientos, se mantuvieron los cargos de Corregidor, Alcalde mayor y Síndico, que eran elegidos por el pueblo para su defensa.


La Administración Central, fue reformada por los Borbones, consolidando la “monarquía absoluta”.
Se suprimieron todos los Consejos, exceptuando el Consejo de Castilla, que fue el órgano asesor del rey.
Se crearon las Secretarías de Despacho, como la de Estado, Guerra, Marina, Hacienda, Justicia e Indias, que fueron los antecedentes de los ministerios.
Dos veces tuvo que abandonar Madrid Felipe V, debido al avance de las tropas aliadas de Portugal. La partida parecía perdida por el lado de los Borbones, el año de 1710, que fue un año de hambre y epidemias, pero Luis XIV, que veía arruinado su país y vencidas sus tropas en Flandes, pidió la paz, pero las exigencias de los aliados fueron tan desmesuradas, que la guerra continuó.
Entonces intervino el azar y cambió el rumbo de la historia.
En Abril de 1711, muere el Emperador José I, sucediéndole su hermano Carlos, que era el aspirante al trono español.


Esta concentración de poder, no gustó a los ingleses, que se retiraron de la coalición. En consecuencia, entre 1713 y 1715 se firmaron una serie de tratados, como el de Utrecht, que fue el fin del Imperio europeo de los Habsburgo españoles repartiéndoselo de la forma siguiente.


Flandes y la mayoría de la Italia española, para los austriacos.
A Inglaterra, Gibraltar y Menoría.
A Portugal, la colonia de Sacramento, en el Río de la Plata.
Otros tratados fueron el de Rastadt, Badén y Amberes, con los que se puso fin a esta Guerra de Sucesión.
En 1707, fueron abolidos los fueros de Aragón y valencia y en 1716, se pusieron fin a los privilegios forales de Cataluña y Mallorca.
En 1713, se estableció la Ley Sálica.


España ya no era una nación mal definida, sino una realidad bien perfilada, a cuyo frente estaba un Monarca, pero que en caso necesario podría actuar sin él.
Este cambio, dirigido por Felipe V, dio pruebas de gran actividad y de cisión en los primeros años de su reinado, pero después cayó en una depresión que rayaba en la locura.

isabel de farnesio


En 1714, se casó con Isabel de Farnesio, ejerciendo desde el primer momento tal influjo en su marido, que ella fue la que impuso las decisiones en política exterior.
La política de Isabel era muy sencilla, colocar a sus hijos lo mejor posible, ya que España tenía un heredero de su primer matrimonio.
Su hijo Carlos, sería rey de Nápoles, Felipe, duque de Parma y Luis, su tercer hijo, tendría que conformarse con ser arzobispo de Toledo, en el que sólo debía efectuar el cobro de sus grandes rentas.
El 10 de Enero de 1724, Felipe V abdicó en su hijo Luis I, el cual murió en Agosto del mismo año debido a unas viruelas malignas. Felipe V, volvió a ocupar el Trono en el mes de Septiembre (1724 – 1746), siendo sus nuevos ministros, Patiño, Campillo y Ensenada, los que dirigieron en ese periodo la política española. De esta forma, los Borbones, unos reyes que más bien fueron mediocres y poco trabajadores, restauraron la situación del País, gracias a los ministros muy eficaces que pusieron al mando.
Felipe V, conocido también por el sobrenombre del “Animoso”, murió el año de 1746, a causa de un ataque de aplopejía, aunque al final también sufría un desequilibrio mental que le impedía gobernar.

fernando VI


Le sucedió su hijo Fernando VI (1746 – 1759), que procuró establecer la paz general, dedicándose a mejorar la suerte de España. Firmó la Paz de Aquisgran en 1748, poniendo fin a la Guerra de Sucesión austriaca, dando el trono de las Dos Sicilias al infante Carlos y el ducado de Parma y Plasencia, infante Felipe, hermano del rey. Falleció Fernando VI en estado de demencia en 1759, en Villaviciosa, al no tener sucesor, nombró heredero a su hermano Carlos III (1759 – 1788), nacido el 20 de Enero de 1716 e hijo de Felipe V y hermanastro de Fernando VI. Que antes de ser rey de España, fue rey de Nápoles entre los años 1735 y 1759.
Aunque se ha idealizado la figura de Carlos III, a este monarca no le interesaba la lectura, la música, ni el arte, pues dedicaba más tiempo a la caza, que a los asuntos de Estado.
Tuvo ministros muy laboriosos y capacitados, que sostuvo el tiempo suficiente para que los proyectos diseñados por estos, tuviesen continuidad, era una persona muy rutinaria y odiaba cualquier cambio.
Carlos III se trajo a Madrid al Marques de Esquilache, que fue el causante del motín en 1766, teniéndose que retirar de la política, una humillación que nunca perdonó ni olvidó.
Le siguió en el mando, Pedro Abarca de Bolea, conde de Aranda, que ocupó la Presidencia de Castilla, restableciendo el orden; se deshicieron de él en 1773, nombrándolo embajador en Paris.
Se pueden distinguir dos periodos:

esquilache


1759 – 1766, que fueron los gobiernos de Esquilache y Grimaldi, periodo de reforma que encontró una gran reacción que terminó en el Motín de Esquilache. Esta revuelta se levantó contra el decreto que obligaba a cambiar las capas y sombreros, tiene razones complejas, ya que se puede hablar de un “motín popular nacionalista”, contra el ministro italiano, que estaba manejado por los “jesuitas” y la nobleza, con objeto de frenar las reformas. Los jesuitas fueron acusados de haber fomentado el motín, siendo expulsados en 1767.
1766 – 1788,  que fueron los gobiernos del conde de Aranda, Floridablanca y Campomanes; periodo este en el que se ensayaron diversas reformas económicas, que finalmente, no se levaron a cabo, por la oposición del clero y la nobleza. En este periodo, también se estableció el Banco de San Carlos, que fue mas tarde el Banco de España, apareciendo la peseta, que no fue moneda oficial hasta 1868.
Carlos III falleció el 4 de Diciembre de 1788, sucediéndole su hijo Carlos IV.
Y mientras todos estos acontecimientos ocurrían en España, en Mambrilla la vida transcurría sin tantas preocupaciones y en el libro de “cartacuenta”, se narraban los siguientes acontecimientos, siempre relacionados con su Fábrica:

AÑO 1795.

Carta de poder que se mandó al Burgo para pedir autorización para comprar  ropas para la celebración de los Divinos Oficios:

Por esta pública escritura de poder, como yo, Juan Antonio de Oña, vecino de esta villa de Mambrilla y mayordomo de la Iglesia parroquial, digo: Que por cuando dicha Iglesia se halla sumamente escasa de ropas para la celebración de los Divinos Oficios como son, casullas, capas, albas, mangas y otras cosas y al mismo tiempo tener que comprar varios portillos del cementerio, que están caídos, teniendo como se tiene al presente dicha Iglesia, algunos dineros sobrantes de sus rentas, fuera de los gastos precisos y ordinarios que necesita,, respecto a dicha necesidad y que es muy del caso remediarla, para conseguirla, otorgo: Que doy todo mi poder cumplido el que se requiere es necesario, mas pueda y deba valer sin limitación alguna, a Manuel Gómez Naranjo, Prior en la audiencia eclesiástica de la villa del Burgo, especial para que en mi nombre y representando mi propia persona, derechos y acciones y los de dicha Iglesia, pueda comparecer y comparezca, ante el vicario general de este obispado y demás señores, jueces y justicias que convengan, y en dicha su audiencia, pueda pedir y pida, que en atención a las razones que llevo propuestas, se libre despacho con comisión, en forma a la persona que fuese del agrado de dicho señor Provisor, para que precedida la licencia, pueda pasar y pase en vista de las insinuadas ropas y destrucción de dicho cementerio, y teniendo previsto el caudal con que se halla la expresada iglesia, rebatidos sus gastos ordinarios, a la reparación de uno y otro, hasta dejarlo con a decencia que requiere, bajo la cuenta y razón correspondiente; y hasta así conseguirlo, presente pedimentos y practique en su razón, cuantas diligencias judiciales y extrajudiciales, fuesen menester.
Que el poder que para todo ello y demás anexo y dependiente se requiere, ese mismo le doy con cuanta amplitud lo necesite, incidencias y dependencias a necesidades y con necesidades, y con la libre y franca y general administración, revelación y obligación en forma y con cláusula expresa de que le pueda sustituir, revocar unas sustituciones y nombrar otro de nuevo, renunciación de todas las leyes y fueros y de las de mí favor y la que  prohíbe la principal en forma. Pongo ante el presente escribano, en esta dicha villa de Mambrilla y Septiembre cinco de mil setecientos noventa y cinco, (5 Sept. 1795).
Siendo testigos – Antonio Ruiz, Francisco Cristóbal, Jacob de San Martín, vecinos y naturales de ella y el otorgante, a quien yo, el escribano, doy fe, conozco y lo firmo.
Juan Antonio de Oña-------- Ante mí pedro Ruiz.

“Yo, el dicho Pedro Ruiz, escribano de número y Ayuntamiento de esta villa de Mambrilla de Castrejón, presente fuy, a lo que de mí, va hecha mención, y fe de ello, y de que este traslado concuerda con el original, que queda en mí poder, escrito en el sello cuarto, de cuarenta maravedíes, doy el presente que signo y firmo el día de su otorgamiento.”

Manuel Gómez, en nombre de Juan Antonio Oña, vecino de la villa de Mambrilla y mayordomo de su Iglesia parroquial, cuyo poder en debida forma presentó y juró, y en virtud, como mas haya lugar, comparezco ante vos, y digo: Que a causa de la costosa obra que fue preciso construir en de dicha Iglesia y en la que se invirtieron sus sobrantes caudales, contribuyendo los interesados en la “cilla”, en aquella parte a que no alcanzaron, se mira necesitada para mayor decencia en la celebración de los Oficios Divinos, de varios ornamentos, como son: casullas, capas, albas, mangas y otras cosillas, y si bien se halla en la urgencia de comprar varios portillos del cementerio y en atención que después de la citada obra, ha logrado sobrantes, como “cuatro mil reales de vellón”, y que estando inclinado el tesorero de la colegial de la villa de Roa, a cuya dignidad estaba aneja la vicaria, a disponer a sus expensas, un cuarto en la recordada Iglesia, para la custodia de varios trastos, será menos costosa al mismo tiempo, la reparación de los portillos de que va hecha mención.- A Vd. Pido y suplico, sed sirva conceder su facultad, que parezca mas útil, se ordene la reparación y composición, del citado atrio, compra de capas, albas y demás que se considere mas preciso y urgente, hasta donde alcance el sobrante caudal, reservando lo preciso, para el gasto indispensable ordinario.—
Firmado. Manuel Gómez. 

AUTO.

En la villa del Burgo. A veinte y ocho días del  mes de Septiembre de mil setecientos noventa y cinco. El otro, D. Francisco de Castañedo, de los consejos reales, provisor y vicario general de eta santa Iglesia y obispado de Osma, habiendo visto la representación antecedente y poder que le acompaña, ante mí el notario dijo: Que en consideración a las necesidades que se exponen y de que a si Ilustrísima se ha informado, conferia y confirmo comisión y facultad en forma, al cura y mayordomo de la parroquial de la villa de Mambrilla, para que, obrando de conformidad y poniéndose de acuerdo con el dignidad de tesorero de la Iglesia parroquial de la villa de Roa, respecto al beneficio que se expone, está inclinado a dispensar a la mencionada Iglesia de Mambrilla, y tomando las medios que su prudencia conviniese mas útiles, proporcionen la reparación de los portillos del cementerio, reparo de ornamentos y compra de los que hiciesen ser de mayor necesidad, atemperándose al caudal sobrante de la Iglesia y reservando lo preciso para atender al ordinario gasto, y de todo se llevará exacta razón y cuenta, para hacer el abono competente a dicho mayordomo, en las que se reciban de su mayordomía, explicando con su dignidad, en las que se hubiere hecho para que conste en todo tiempo. Y por este escrito que firmó dicho provisor, así lo resolvió, de que doy fe. Dr. Castañedo y Juan Manuel Blanco.

REQUERIMIENTO.

En la villa de Mambrilla, a diez de Octubre de mil setecientos noventa y cinco. Yo Pedro Ruiz, escribano de número y Ayuntamiento de ella, habiendo sido requerido, con el auto antecedente, por la parte a cuya instancia se halla obtenido, en virtud, le hice saber y requerí con D. Juan García, cura vicario de esta parroquial, quien habiéndole visto y entendido, dijo que aceptaba y aceptó la comisión, que por el se le confiere y mandaba y mandó, que para mejor cumplir con ella, se haga presente en `primera ocasión de D. Joseph de Alparra, dignidad de tesorero de la Iglesia colegial de la villa de Roa, para con acuerdo suyo y del mayordomo de Fábrica, disponer de lo mas conforme, según lo presentado por este y lo que se extiende dicha comisión, y por esta su aceptación que firmó, así lo proveyó y mandó, de que doy fe.
Firmado.- Juan García y Pedro Ruiz.

DILIGENCIA.

En la villa de Mambrilla, a veinte de Octubre de dicho año, yo el escribano, teniendo noticia que se halla en este pueblo, D. Joseph de Alparra, dignidad de tesorero de la colegial de Roa, pasé en su busca y habiéndole hallado en casa de Juan Antonio Oña, su administrador y precedido el recado correspondiente, le hizo notorio la comisión y aceptación, ante quien enterado de ella, dijo estar pronto a juntarse con D. Juan garcía, cura de esta parroquial y su mayordomo, y de acuerdo determinar lo mas conforme sobre los particulares a que se extiende esta comisión.- Escribo, respondo y lo firmo de que doy fe.

AÑO 1796.

DILIGENCIA.

En la villa de Mambrilla a quince de Marzo de mil setecientos noventa y seis, en virtud de la comisión antecedente y para efecto de cumplir con ella, se juntaron los señores, D. Joseph de Alparra. D. Juan García y Juan Antonio de Oña, contenidos en ella, y habiéndose pasado a la Iglesia parroquial, se enteraron muy por menor de todas las ropas benditas y sagradas que hay en ella, y visto su deterioro y falta tan grande de ellas, determinaron de común acuerdo y conformidad, comprar por ahora un terno entero blanco, compuesto de: capa, casulla, dalmáticas, paño de cáliz, bolsa de corporales, paño de facistol, frontal, paño de púlpito y manga de cruz y que esto sea de tela zurcida, como también dispusieron se haga igualmente, una capa y manga negra, por hacer suma falta lo dicho, el terno, para los días festivos, respecto a que toda la que hay está indecente y la necesidad pide  que haya alguna ropa decente para los días clásicos.
E igualmente, pasaron al reconocimiento del cementerio y visto que la mayor parte de la pared que le cerca, estaba enteramente destruida, de resulta de la ruina que padeció la torre los años pasados y el resto de ella muy demolido y deteriorado, siendo preciso la compostura de esta y la construcción de nuevo de aquella, determinaron el tratar con Juan Alonso, maestro de obras, que se hallaba al presente en esta villa. Sobre uno y otro y en su consecuencia, habiéndole llamado los dichos señores a presencia de mí, el escribano, y reconocido dicho maestro, convinieron en la construcción de “ciento y veinte pies” de pared nueva, con las esquinas, dos entradas y escalera en una, con la albardilla correspondiente en toda la pared. Se le habían de dar “setecientos reales de vellón”, como por menor se expresara en el “papel de condiciones” y que el reparo del viaje, se hiciese a jornal. En cuyos términos se conformaron todos, quedándose que se ejecute mediante su comisión a la mayor brevedad posible, lo firmaron.
Yo el escribano, en fe de ello. Entre renglón en blanco, firmaron:
D. Juan García, D. Joseph de Alparra, Juan Antonio Oña y Pedro Ruiz.

OTRA DILIGENCIA.

En la expresada villa a treinta de marzo de dicho año (30 Marzo 1796). Habiéndose presentado en ella Miguel Guillén, maestro casullero, vecino de la ciudad de Calatayud y estando en esta villa todos los señores comisionados para estas obligaciones, en virtud de lo que tienen acordado en la antecedente, le hicieron comparecer ante sí, a dicho Guillén, a quien enteraron de dicha diligencia y en su consecuencia, el referido expresó traería un terno como se le pide, con los adornos que se expresa y habiendo tratado sobre su importe, se convinieron en darle por el “dos mil seiscientos treinta y dos reales de vellón”, para los que habría de traer  las piezas siguientes:


Una capa pluvial de tela de espalín, con el forro y entreforro correspondiente y que aquel sea de alondrilla azul, con galón de oro y fleco de lo mismo en las piezas que lo necesite.
Dos Dalmáticas.
Una casulla.
Un paño de cáliz, con su bolsa de corporales y botones de oro falso a las cuatro esquinas.
Un paño de tres varas, para el facistol frontal.
Un paño de púlpito.
Manga de cruz.
Todo uniforme y correspondiente. También compraron los expresados señores:
Una capa pluvial de damasco negro, por “cuatrocientos reales”
Una manga para cruz, de lo mismo, en “cien reales”.
En todo lo cual se convinieron los mencionados señores con el referido Guillén, como consta implícitamente de la obligación separada que hizo este y acompañadas de las diligencias. Lo firmaron, y yo, el escribano, en fe de ello:
D. Juan García, D. Joseph Antonio de Alparra, Juan Antonio de Oña y PedroRuiz.

El 24 de Julio de 1796, se procedió ha hacer un inventario de los bienes parroquiales que tenía en esa fecha y que es el siguiente:

INVENTARIO.

En la villa de Mambrilla, a veinticuatro de Julio de 1796, siendo cura de la parroquial D. Juan García y mandado por la sinodal del obispado de Osma, se procedió ha hacer un inventario de las ropas y alhajas de plata y sedas que tenía al presente.
De todo el inventario, se le hizo depositario a Faustino Callejo, que por esa fecha era el sacristán de la Parroquial y que fue nombrado a la muerte de su antecesor Agustín de la Horra.
Fue nombrado avalista y respondiendo con sus bienes a Juan Antonio de Miguel, siendo testigos del acto, Manuel García y Pedro Crespo, todos ellos vecinos y residentes en esta villa.

Existencias.

Una Cruz de plata grande, para las funciones solemnes.
Unas vinajeras con cucharillas de plata.
Un Copón grande de plata.
Una caja de plata para llevar los Oleos y el Viático a los enfermos.
Un Santo Cristo pequeño para el mismo efecto.
Un platillo con dos vinajeras.
Un incensario con su naveta.
Unas Crismeras nuevas.
Unas Crismeras antiguas.
Una Cruz de alquimia para las procesiones ordinarias.
Seis candeleros de alquimia.
Una palmatoria.
Cuatro campanillas para los altares.
Cuatro cruces pequeñas.
Dos calderones con sus hisopos.
Cuatro lámparas.
Un terno nuevo blanco, que se compone de Capa, Casulla, Dalmáticas, Paño de Cáliz, Paño frontal, paño de púlpito y Manga de cruz.
Otro terno blanco de tapiz, compuesto de capa, Casulla, Dalmáticas, Paño de Cáliz, Bolsa de Corporales, frontal, facistol y Paño de púlpito.
Una casulla y dos Dalmáticas de damasco blanco.
Dos Capas blancas de damasco.
Tres casullas blancas, una de moher y dos de damasco.
Dos Paleos, uno de tapiz.
Una bolsa plateada, para llevar la comunión a los enfermos.
Dos paños de damasco para Cáliz nuevos.
Dos paños de Cáliz, de tafetán.
Dos vendas de tafetán.
Una manga de tafetán blanca y encarnada.
Dos casullas blancas de damasco, compradas en 1698.
Un paño de Cáliz de damasco, comprado en 1698.
Dos Casullas encarnadas de damasco, compradas en 1698.
Una capa de damasco encarnado, con cenefa verde.
Tres casullas, una de moher y dos de damasco.
Dos paños de Cáliz morados de tafetán.
Un roquete de tafetán encarnado, que antiguamente se usaba en la administración del Viático.
Una Capa morada de damasco, con cenefa encarnada.
Tres Casullas moradas de damasco.
Un paño de damasco encarnado.
Un terno negro nuevo, compuesto de capa, Casulla, Dalmáticas y manga de cruz.
Una capa negra usada.
Una capa negra nueva.
Una Casulla negra.
Dos paños de Cáliz de damasco.
Dos paños de Cáliz de tafetán, usados.
Una manga de damasco, nueva.
Una Casulla verde de damasco.
Dos paños de Cáliz, verdes.
Un frontal encarnado.
Un frontal negro.
Un frontal encarnado del apostolado.
Un frontal blanco de damasco.
Un paño de púlpito de damasco negro y morado.
Un paño con fondo amarillo.
Un frontal de lance, con paño de tul.
Cuatro cortinas moradas de charol, para cubrir los altares en Semana Santa.
Cuatro lienzos de estopa, en los que figura la Pasión de Cristo, que sirven para el monumento.
Un paño de lino pintado, que se pone de cielo en el monumento.
Un Pendón de damasco encarnado, de la Cofradía de la Cruz.
Un Pendón azul de la Cofradía del Rosario.
Un Estandarte blanco, de la Cofradía La Mayor.
Un Estandarte negro, de la Cofradía de las Ánimas.
Una cortina de charol encarnado y una barra para cubrir el Tabernáculo.
Tres bolsas de Corporales, de varios colores.
Dos Albas blancas, con encaje.
Tres Albas, con encaje mas ancho, dadas de limosna por Joseph Antonio Alparra, de la Colegiata de Roa.
Un Alba con menos encaje.
Cuatro Albas, más usadas con su encaje.
Cinco Amitos con sus cintas.
Tres Cíngulos de hilo y seda.
Nueve pares de Corporales.
Dos paños de manos, con encaje.
Cinco sábanas para el altar mayor y sus encajes.
Cuatro Cornal-tares para el altar mayor.
Treinta purificadores.
Dos cubiertas de cabritilla para el altar mayor.
Un Niño Jesús, que está en la Custodia, con su banda de tafetán encarnado.
Dos misales.
Un Breviario.
Tres bonetes.
Seis hacheros de pino.
Dos atriles de altar.
Un atril de coro.
Diez bancos de pino, con pies de nogal.
Dos vigas que sirven de asiento.
Dos andas doradas.
Dos ataúdes de pino, para cuerpos mayores y pequeños.
Seis palos de Palio, barnizados en rojo.
Una mesa de pino.
Un escritorio con seis gavetas.
Una urna, para reservas del Viernes santo.
Cuatro cajones de nogal nuevos, puestos en la sacristía.
Tres taburetes de nogal con cubierta encarnada.
Una silla de nogal.
Cuatro barras de hierro, para cortinas.
Unos hierros para hacer Hostias y Formas.
Dos llaves de hierro para cerrar los santos.
Ocho llaves, para las puertas de la Iglesia, Baptisterio, Sacristía y escalera de caracol.
Dos campanas grandes.
Dos esquilones.
Tres badajeas
Una cubierta de pino, para la pila del bautismo.
Dos gradillas barnizadas para el monumento.
Dos varales largos, para barrer las telarañas de la Iglesia.
Una escoba grande, para el mismo fin.
Una escalera para el monumento.
Una horquilla de hierro, para poner los varales.

Que son estas las alhajas que hasta el presente tiene y subsisten en la Iglesia, las cuales le entregó el cura, al referido Faustino Callejo, su sacristán, y que queda enterado en la obligación que se constituye y le legó la Constitución primera, título catorce, quedando enterado para su observancia y cumplimiento, dándose por enterado de todas las alhajas y obligándose a responder por ellas.
Ante el escribano, los testigos; Manuel García y Pedro Crespo lo firmaros y dieron fe de todo ello.

El 6 de Diciembre de 1798, el párroco, hizo una nueva entrega al sacristán, de las nuevas ropas y alhajas que se habían comprado:


Una Casulla de espolín encarnado.
Dos Dalmáticas de espolín encarnado.
Un sagrario dorado, con su llave, para el Jueves Santo.
Un Misal.
Dos bancos de pino.


De todo esto, se dio por enterado Faustino Callejo y lo firmaron; Juan García y Faustino Callejo.

AÑO 1798.-

Escrito que efectuó Manuel Gómez al obispado de Osma, para el cese como mayordomo de Juan Antonio de Oña, ya que este estuvo mucho tiempo en el cargo debido a las obras:
Manuel Gómez, en nombre de Juan Antonio de Oña, vecino y mayordomo de la Fábrica de la parroquial, de la villa de Mambrilla, como mejor convenga comparezco ante Vd. y pido; que mi parte ha desempeñado y desempeña la citada mayordomía de la Iglesia, por mas tiempo que el que con arreglo a la costumbre observada le correspondía, con consentimiento del señor cura, por justas causas que han ocurrido, y habiendo cesado estas, apetece dar cuentas y que se nombre otra persona, que tome a su cargo la mayordomía, en esta atención, a Vd. suplico, se sirva conferir para todo, la comisión oportuna al cura, o teniente de cura de la misma.
Firmado. Manuel Gómez.

Diligencia.


Nos, el Dr. Don Ignacio López de Anso, canónigo doctoral de esta Santa Iglesia de Osma, provisor y vicario general en ella y su obispado, por S. S.:
Por la presente, vista la representación antecedente, conferimos comisión en forma, al cura o su teniente de la parroquial de la villa de Mambrilla, para que por testimonio de notario o escribano, que de fe, y usando de papel de sello que comprende esta facultad, en conformidad de lo prevenido en la Real Pragmática conocida en el asunto, para que merezca estimación y mérito, en juicio lo que se actuare, siendo cierto que esta parte ha cumplido el tiempo de mayordomía, que según las sinodales  de costumbre despueblo estuviere establecido, disponga que con arreglo a la práctica que gobernare en él, se elija y nombre otra persona de inteligencia y abono, que tome a su cuidado la mayordomía de la Iglesia, y así de hecho, con asistencia de lo que fuere nombrada, reciba cuentas formales, por cargo y data, a esta dicha parte, teniendo a la vista la última de las rentas y efectos, que en el tiempo de su mayordomía haya habido de cobrar y administrar, extendiéndose con toda individualidad para evitar en cuanto posible fuere, todo agravio y perjuicio y si en el tiempo que obrando con prudencia señalare, no aprontase el escrito que resulte, el nuevo mayordomo, como defensor de los bienes de la Iglesia usara para el cobro de los medios que previene el dueño, y encargamos al mencionado cura, que considere de otras cuentas, se haga gastos.
Dado en el Burgo y Septiembre, seis de mil setecientos noventa y ocho.

carlos IV

CARLOS IV (1788 – 1808)


Sucedió a su padre Carlos III, siendo un rey poco inclinado a los asuntos de gobierno, que lo dejó en manos de su esposa Maria Luisa de Borbón y Parma y del supuesto amante de ésta, Manuel Godoy.
Al principio de su reinado, siguió el consejo de su padre de mantener en el poder, al Conde de Floridablanca hasta 1792, que fue sustituido por el Conde de Aranda y más tarde por Godoy, que permaneció hasta el final de su reinado.
Éste, estuvo marcado por la Revolución Francesa de 1789, que pusieron fin a los proyectos reformistas de su padre, siendo sustituidos por el conservadurismo y la represión, por el temor de que lo sucedido en Francia, se propagara a España.
Después de la ejecución de Luis XVI, España participó el la Guerra de la Convención (1794 – 1795), junto con las potencias europeas.


La Paz de Basilea, nos costó Santo Domingo y la cuenca del Missisipi,, sin embargo le valió el título de Príncipe de la Paz a su gestor Godoy, figura discutida y gloriosa, que tuvo las ideas claras, si se limitó a quitarles el poder. y aunque no se ensañó con sus rivales; por ejemplo al Conde de Aranda, que desapareció de la escena, a Campomanes, le hizo archivar sus planes reformadores, a Jovellanos, le desterró a Palma de Mallorca; pero sin embargo, favoreció a aquellos que no le hacían sombra en el terreno político.
El que tuviera una relación carnal con la reina, no se ha podido demostrar, lo que si está probado, es que ella le profesó un afecto que no fue desmentido.


No fue un válido o favorito más, sino que llegó a ser un miembro ded la familia, ya que los reyes obligaron a su sobrina la Infanta Maria Teresa a que contrajera matrimonio con Godoy, a quién detestaba. El propio Carlos IV, apoyaba la idea de que Godoy se convirtiese en rey, de una parte de Portugal.
Godoy, cambió el signo de la política exterior uniéndose con Francia, por el tratado de San Ildefonso de 1796, colaborando con Francia en la guerra contra Inglaterra de 1796-97, y en 1801, atacando a Portugal, en la guerra de Las Naranjas, que proporcionó a España la población de Olivenza. En 1805, puso la flota española a disposición de Francia para enfrentarse a Gran Bretaña en la batalla de Trafalgar, en la que se perdió la escuadra y los ilustres marinos: Gravina, Churruca y Alcalá Galiano, aunque también los ingleses perdieron al almirante Nelson.


La privanza de Godoy irritaba al país, en la familia real reinaba la discordia, el príncipe heredero odiaba a sus padres y sus habitaciones se convertían en semilleros de intrigas apoyando a Napoleón, logrando que entrasen en España muchas tropas.


Godoy persuadió a los reyes para que se fuesen a Aranjuez, para que luego siguiesen viaje a Cádiz  y embarcasen para América, como lo habían hecho los reyes de Portugal; pero u complot de los enemigos de Godoy, dio origen al Motín de Aranjuez en Marzo de 1808, obligando a Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando. Napoleón se trasladó a Bayona a culminar su traición y convocó a los reyes españoles, Carlos IV, declaró nula su renuncia y Fernando tuvo que devolver la corona a su padre. Éste se la entregó a Napoleón y Napoleón se la entregó a su hermano José I.

 


Carlos IV, permanece prisionero de Napoleón hasta la derrota de éste en 1814, pero en aquel año fue Fernando VII el repuesto en el trono español, manteniendo a su padre desterrad, por temor a perder el poder. La nación española no reconoció estos hechos, siendo el inicio de un drama de seis años.
Carlos IV y su esposa Maria Luisa, murieron exiliados en la corte papal, el primero e 20 de Enero de 1819 y Maria Luisa de Borbón, el 2 de Enero de1819. Fue el final de una época y de una generación entera.
La población española a comienzos de este siglo, se estimaba en ocho millones d habitantes. A lo largo del mismo hubo un importante crecimiento demográfico, aunque la mortalidad siguió siendo muy elevada. La esperanza media de vida no llegaba a los treinta años, motivada por la elevada mortalidad infantil.
Aumentó la población rural y la superficie para cultivar pues se roturaron tierras de peor calidad con el objeto de aumentar la siembra. El comercio tenía grandes dificultades por lo montañoso del terreno, unido a las deficiencias de la red viaria, a pesar de abrirse nuevos caminos y carreteras en los puertos de montaña, por los que antes solo se podían llevar mercancías a lomo de las mulas.
Fue el siglo XVIII, un siglo de renovación nacional y de recuperación de nuestros origenes.

 

 

   Visita nº Ξ Pedro Palomino Ξ